En la frontera entre Estados Unidos y México, la abogada de inmigración Anna Marie Gallagher conoció a una mujer cuya historia le rompió el corazón. “Mi iglesia salvó la vida de una mujer”, dijo Gallagher. La Comunidad Católica de Greenbelt recaudó el dinero para que Gallagher fuera al Centro de Detención de Port Isabel, en las afueras de Brownsville, Texas. Allí Gallagher conoció a “Lucía”, que había huido de la amenaza de ser asesinada por su pareja.. Después de que los guardias le dijeron a Lucía que estaban por darle su audiencia judicial, fue separada de su hija de 5 años, su hija menor. “Mi cliente había dormido con su hija todas las noches de su vida”, dijo Gallagher. La niña fue enviada con el hijo mayor de Lucía, pero Lucía no estaba segura de dónde estaba su niña. “A los niños los habían dispersado por todas partes”, dijo Gallagher. “Conseguí ganar el caso ante un juez después de dos audiencias. [Lucía] fue liberada, pero se necesita a alguien con 30 años de experiencia para ganar. Para aquellos que viven en una comunidad con acceso a un abogado, las posibilidades de éxito son mucho mayores”.
Gallagher es miembro de la Comunidad Católica de Greenbelt, una Comunidad Eucarística Intencional formada en 1985 y que consta de alrededor de 30 miembros. El compromiso de la comunidad con la justicia social los llevó a financiar el viaje de Gallagher. Según explicó ella: “Nuestra comunidad católica intencional me proporcionó fondos para hacer dos viajes y representar a [Lucía] en su audiencia. Ganamos un tipo de protección humanitaria para ella, y ahora se reencuentra con sus hijos. Estuvo separada de su pequeña niña durante casi un año sin previo aviso o explicación de qué sucedería, [fue] tan cruel que casi no se puede creer”.
Gallagher, quien ha hecho de la ley de inmigración y refugiados el trabajo de su vida, ha vivido en Greenbelt desde 2016. Es directora ejecutiva de CLINIC (Catholic Legal Immigration Network, Inc.), la coalición más grande de organizaciones de servicios legales de inmigración en los Estados Unidos, con 365 afiliados sin fines de lucro. CLINIC aboga por la justicia en la política de inmigración, brinda servicios legales a inmigrantes y capacita a representantes legales para brindar servicios legales en la frontera. Gallagher explica cómo CLINIC amplía el acceso a la representación legal mediante la capacitación de personas que no son abogados: “En el sistema de inmigración, usted puede ser un no-abogado siempre que esté acreditado por el Departamento de Justicia. Debe tener muchas horas de entrenamiento y demostrar que está trabajando para una organización sin fines de lucro [acreditada] y que tiene un buen carácter moral”.
Gallagher explicó que se debe otorgar asilo “si alguien llega a la frontera diciendo que fue perseguido por motivos de raza, religión, nacionalidad, etnia, opinión política o pertenencia a un grupo social en particular”, como personas LGBTQ o personas que huyen de la violencia doméstica o violencia de pandillas. CLINIC encuentra representantes legales para las personas que buscan asilo, reúne casos y encuentra abogados voluntarios para representarlos. Gallagher declaró: “Tiene derecho a venir a la frontera y decir ‘tengo miedo'”. Tenemos que admitirlo y averiguar si hay un fundamento. Podemos detenerlos si creemos que son una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos. Ahora, con la criminalización de los inmigrantes que buscan asilo, si vienen a la frontera se tienen que quedar en México. Es una violación atroz de los derechos humanos basada en la restricción de mujeres y niños pobres, y generalmente gente de color (brown and black). Pero están en lugares a lo largo de la frontera donde no hay suficientes abogados, lo cual, elimina el acceso al asilo y la protección”. Un pequeño puñado de representantes legales organizados por CLINIC enfrenta una carga de trabajo de más de 12,000 solicitantes de asilo.
Nacida de inmigrantes irlandeses y criada en Filadelfia, Gallagher estudió ciencias políticas y español en la Universidad de Temple antes de asistir a la Facultad de Derecho de Antioch (más tarde parte de la Universidad del Distrito de Columbia). A principios de 1992 conoció a su esposo, Juan Luis Guillén, periodista, cuando ambos trabajaban en la ciudad de Guatemala. Gallagher ha trabajado en abogacía directa, práctica de derecho privado y en la academia, en los Estados Unidos, América Central y Europa. Gallagher ayudó a fundar la Coalición Internacional sobre la Detención de Refugiados, Solicitantes de Asilo y Migrantes, así como el Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos. En el Centro de Estudios Jurídicos Aplicados, Centro de Derecho de la Universidad de Georgetown, Gallagher enseñó leyes y procedimientos de asilo a estudiantes de derecho en un entorno práctico.
Cuando se le preguntó qué la motivó a trabajar en la ley de inmigración, Gallagher señaló a Lucas 12:48: “De aquellos a quienes se les ha dado mucho, se requerirá mucho”, y agregó: “Olvidamos que nos pertenecemos el uno al otro”.